Muere Solomon Burke, predicador, leyenda del soul y embalsamador .
El autor de 'Everybody Needs Somebody To Love' fallece en un aeropuerto holandés
El autor de 'Everybody Needs Somebody To Love' fallece en un aeropuerto holandés
El orgulloso vocalista negro Solomon Burke, autocoronado 'Rey del Rock and Soul', falleció ayer en el aeropuerto de Schiphol, Holanda, recién aterrizado de California para dar un concierto el martes en Amsterdam. Burke calculaba que volaba más de 200.000 kilómetros al año y que lo seguiría haciendo para cantar mientras le quedara aliento.
Vendedor de más de 17 millones de discos, Solomon Burke deja 21 hijos de tres esposas, 90 nietos y 19 bisnietos. Seguramente esté ya en el Cielo, pues su mayor pecado era la vanidad. Además, le ayudará a abrir las puertas del Paraíso su condición de predicador, de obispo de su propia congregación, The House of God for All People (La casa de Dios para toda la gente). En verano actuó en Hondarribia y pudimos preguntarle si era más importante su rol de cantante o de predicador. «Sólo tengo una cara», respondió. «Cuando estoy cantando, confía en mí, que estoy predicando. No hay separación».
Nacido en 1940 en Filadelfia, Pensilvania, Solomon Burke no era un hombre viejo pero le lastraba una obesidad ciclópea que justificaba que en sus contratos exigiera una limusina para sus traslados. Además, cuando salía a escena se apagaban las luces y se levantaba un telón para impedir la penosa visión de su acceso. Cuando se encendían los focos ya estaba sentado en su trono, con las arrobas rebosando y su voz libando el soul clásico. Además del canto, otra de sus fuentes de ingresos era una empresa funeraria en la que solía embalsamar.
«Dios me otorgó una voz»
Burke ha legado a la posteridad varios clásicos soul, como 'Everybody Needs Somebody To Love' (popularizado por los Blues Brothers) o 'Cry To Me' (sale en la película 'Dirty Dancing').
Fue un vocalista de leyenda equiparable a Otis Redding o Wilson Pickett. Buen baladista, influido por el country blanco y tendente al oropel gospel, el gran Solomon empezó de niño en el coro de la iglesia, donde también sermoneaba, por lo cual le apodaron 'El maravilloso chico predicador'. Burke evocaba en la entrevista estival: «Dios me otorgó una voz. Aprender a usarla ha sido un proceso de educación de por vida y aún estoy aprendiendo. Yo agradezco a mi abuela por guiarme cuando era un niño a escuchar a los cantantes de la época. A estudiar su dicción y su ataque a las notas».
Su estilo poseía honda influencia country. De hecho, se cuenta que el Ku Klux Klan pensaba que su voz era de blanco y le contrató para una reunión. Salió ileso y el público le pedía sus canciones favoritas. Nos reconocía el reivindicativo afroamericano: «Me encanta la música country. Cuando era niño escuchaba a Gene Autry en la radio, con mi abuela. La música country cuenta una historia. Tiene drama, humor, amor y un pedacito de corazón partido».
Siempre indómito, Solomon Burke reclamó los derechos para los negros y se da por descontado su contento por la presidencia de Obama. «Sí, estoy feliz por ello, pero no tiene nada que ver con su raza. El presidente Obama es muy trabajador y está cualificado. Tiene un lío gigantesco, pero sus cambios están bien planificados y durarán más allá de su presidencia». Sobre el futuro, nos dijo: «Veo amor y rezo por la paz. Que Dios os bendiga».
Con unos cuantos añitos menos
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